Giuseppe Toselli (1920-2002)
Nel 2012, in procinto di diplomarmi alla scuola di specializzazione in beni storici artistici con una tesi sulle architetture fantastiche in Veneto, mi recai per la prima volta sull’isola di Burano (Venezia), accompagnata da una fotografia della cosiddetta «Casa de Bepi Suà»: un altro dono ricevuto da Costruttori di Babele.
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En 2012, a punto de graduarme en la escuela de especialización en patrimonio histórico artístico con una tesis sobre las arquitecturas fantásticas en Véneto, fui por primera vez a la isla de Burano (Venecia), acompañada por una fotografía de la así llamada «Casa de Bepi Suà»: otro regalo recibido por Constructores de Babel.
Fui a la isla con esta fotografía y empecé a hacer preguntas a los tenderos, hasta que encontré a una señora que se ofreció a llevarme a la casa de Albertina Toselli, hermana de Giuseppe, creador de la casa.
Fue el primer encuentro con una persona destinada a ser muy importante en mi vida.
Albertina era una mujer fuerte, decidida y buena. Huérfana de ambos padres en la adolescencia, dedicó toda su vida a su hermano. Desde el primer encuentro me recibió en su casa con extrema amabilidad, me contó de su vida, de los sacrificios que tuvo que hacer para poder mantenerse a sí misma y a Giuseppe. Me ofreció fotografías de época y postales.
Me conquistó enseguida: pronto se convirtió en una costumbre visitarla al menos dos veces al año. Con el tiempo nació una amistad sincera y se estableció un vínculo profundo entre nosotros. Cada vez me recibía con una sonrisa y un paquete de buranelli (dulces típicos venecianos) horneados sólo para mí.
Albertina ya no vivía en la casa decorada por su hermano: después de la muerte de Giuseppe tuvo que venderla, pero ella seguía siendo la única verdadera depositaria de su historia. Giuseppe pasaba los días sentado frente a la casa con pinceles y colores: la pintaba y repintaba continuamente; además, con una vieja cámara creó un cine al aire libre proyectando películas y dibujos animados sobre una sábana colgada en la fachada de la casa de enfrente.
Durante cada visita o llamada telefónica Albertina me contaba de cuánto la excentricidad del hermano la hizo sufrir y de cómo él le pidió perdón a punto de morir. Era agradable escucharla: cada vez parecía ser la primera vez.
Por desgracia en diciembre 2021, cuando intenté llamarla para mi habitual visita de Navidad, el teléfono sonó en vano durante días y días. Finalmente, contactando a sus familiares, me enteré de su muerte.
Con Albertina se fue un pequeño trozo de Burano y la guardiana de una historia que estoy feliz de haber recogido y poder contar.
Albertina in un collage realizzato da Giuseppe.
Foto d’epoca dall’archivio Toselli.
Il racconto
Per la scheda scientifica
si rimanda a
Costruttori di Babele
La historia
Para la ficha técnica
consulte
Constructores de Babel